family-810297_640Mayores y con más estudios que nunca, los padres modernos también se sienten más inclinados a asumir un enfoque de «mejor practica» ante la educación de los niños, convencidos de que la gestión, la pericia y la inversión adecuadas producirán resultados óptimos. Ello es particularmente cierto en el caso de las mujeres, que pueden terminar canalizando hacia la maternidad el mismo brío profesional que antes dedicaban a su trabajo. Si las madres que se quedan en casa convierten el cuidado de los niños en un Gran Trabajo para justificar la renuncia laboral, las que siguen trabajando hacen lo mismo para demostrar que conceden la misma importancia a la maternidad que a la oficina. El resultado final es la profesionalización de la tarea de padres en un grado inaudito en la historia, y un golpe devastador para la confianza de los padres. Tal vez por eso algunos padres contratan ahora los servicios de asesores para que convenzan a sus hijos de comer verduras o usar el orinal, enseñen a ir en bicicleta a sus niños de cinco años y acompañen a comprar ropa a sus adolescentes. Y tal vez también por eso algunas familias organizan regularmente en torno a la mesa de la cocina reuniones de estilo empresarial para evaluar el rendimiento y los objetivos de largo alcance.

Bajo presión, de Carl Honoré

Comparte: