[…] prestar ayuda a cada indigente es algo que supera con mucho las posibilidades y el interés de un particular. Pues las riquezas de un particular quedan muy por debajo de lo que sería una ayuda suficiente. Por otra parte, un solo hombre no tiene bastante capacidad para hacerse amigo de todos; por ello el cuidado de los pobres compete a la sociedad entera y atañe sólo al interés común.

Espinoza, Ética, libro IV, Apéndice, capítulo XVII.

Sin embargo, esto no nos dispensa de tener con respecto a los pobres o marginados una actitud de proximidad fraternal, de respeto, de disponibilidad caritativa, de simpatía, en resumen, de compasión, que por otra parte puede manifestarse también, puesto que la política no es suficiente para todo, en una acción concreta de benevolencia […] Cada uno hace aquí lo que puede, o más bien lo que quiere en función de sus medios y de la poca generosidad de que sea capaz. El ego manda y decide. Pero no completamente solo, y eso es lo que significa compasión.

André Comte-Sponville, Pequeño tratado de las grandes virtudes,
«La compasión», Ed. Espasa, pp. 143 s.
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