La crispación política y la dramática situación generada por la pandemia están provocando que cuestiones relevantes que afectan a la ciudadanía se olviden, esto es lo que está pasando con la nueva ley educativa que se está tramitando en el Congreso de los Diputados.
Desgraciadamente, ni el Ministerio de Educación ni nuestra clase política consideran que la educación de las generaciones futuras requiera un debate público, al contrario, la tramitación de la LOMLOE en la Comisión de Educación del Congreso de los Diputados se está haciendo de forma muy poco transparente, casi con nocturnidad y alevosía. Se han celebrado ya varias reuniones y se han sometido a votación diversas enmiendas, pero parece que a nadie le interesa difundir esta información, tampoco a los medios de comunicación.
El pasado 20 de octubre, el mismo día que terminaba la moción de censura, se votó en la mencionada Comisión del Congreso NO CUMPLIR el acuerdo unánime que ella misma había adoptado en la legislatura anterior, y que proponía recuperar el ciclo formativo en Filosofía (4º de ESO y 1º y 2º de Bachillerato), tras la desastrosa y todavía vigente Ley Wert, que había suprimido la Ética de 4º de ESO y la Historia de la Filosofía de 2º de Bachillerato.
Resulta increíble que se tuviera que someter a votación un acuerdo alcanzado por unanimidad anteriormente, pero tuvo que hacerse porque el Ministerio de Educación no lo incluía en el Anteproyecto de Ley. Desde la Red española de Filosofía, que vela por el debido reconocimiento de la Filosofía en todos los ámbitos, se propuso una enmienda a los partidos con representación parlamentaria para que rectificaran este incumplimiento. Nuestra propuesta fue recogida de una u otra forma por varios grupos parlamentarios, pero no por el PSOE. La enmienda ha sido rechazada con los votos del PSOE y del PNV.
La Red española de Filosofía y muy especialmente la Comisión de Educación de la misma quieren manifestar su sorpresa y su indignación ante la gravedad de este hecho. Por un lado pone en evidencia el desprecio y el poco valor que se da desde el Ministerio de Educación al consenso parlamentario que ya se había alcanzado en este punto de la reforma educativa; por otro lado, muestra que el PSOE, a pesar de sus críticas a la LOMCE y su compromiso para la recuperación de la Ética y la Historia de la Filosofía (basta recordar el tweet de Pedro Sánchez con su apoyo expreso a nuestras peticiones), no tiene inconveniente en mantener algunas de las medidas más cuestionadas y perjudiciales de la Ley Wert.
Eliminar la Ética de 4º de ESO es negar a los jóvenes el derecho a recibir una formación básica y rigurosa en filosofía moral, impartida por profesorado especialista y en línea con lo que la sociedad demanda: un comportamiento ético y responsable, tanto en la ciudadanía como en sus dirigentes, que nazca de la convicción y la asunción libre y crítica de los valores que, como sociedad democrática, compartimos; esto exige un aprendizaje basado en el diálogo, la reflexión, la argumentación racional y el examen crítico de las doctrinas morales y políticas de las que se ocupa la Filosofía. Es en este marco filosófico donde cabe enseñar a los estudiantes a afrontar los muchos problemas éticos que presenta el mundo contemporáneo: redes sociales, retos de la digitalización, desigualdades sociales, conflictos interculturales, dilemas bioéticos, igualdad de género, ética ecológica, etc.
El equipo del Ministerio de Educación vuelve a caer en viejos errores: o bien confunde la Ética con otras materias de “educación cívica”, o bien cree que defender la presencia de la Ética en 4º de la ESO es ir en contra de esas otras materias. Una cosa es informar a los jóvenes sobre la Declaración de Derechos Humanos o los valores propios de las democracias y otra cosa muy diferente es formar en el ejercicio de una reflexión seria y bien planteada que permita comprender la fundamentación ética de esa declaración y esos valores. No hay que confundir la Ética con la moralina, y tampoco hay que ser tan ingenuos como para pensar que una hora semanal de una materia tipo “valores cívicos”, impartida por profesorado no especializado en algún curso de ESO, es suficiente para que las futuras generaciones comprendan y asuman las razones éticas de esos valores.
La experiencia nos ha enseñado que esas propuestas ambiguas y mínimas solo sirven para crear asignaturas sin valor educativo, utilizadas habitualmente para completar horarios de cualquier docente, sea de la especialidad que sea. Si el Ministerio y el PSOE quieren ofrecer realmente a los estudiantes una educación ética para el siglo XXI, han de ser valientes, dotarla de un horario y un contenido suficientes, y garantizar que sea impartida por el profesorado especialista en la materia, y esa educación es precisamente la que debería culminar con la Ética de 4º de la ESO. Esto es fácil de consensuar, pues partidos con posturas políticas tan distintas como Unidas Podemos o Partido Popular defienden la Ética de 4º de ESO y además una materia de carácter cívico en uno o varios cursos de la ESO.
Todavía hay tiempo, la Ley ha de pasar al Senado y allí se pueden plantear de nuevo enmiendas. Hacemos un llamamiento a la Sra. Ministra Isabel Celaá para que recuerde la petición que ella misma hizo en el Parlamento Vasco, donde solicitó recuperar la Ética en 4º como parte de la reparación del desastre de la LOMCE. Pedimos a la Sra. Ministra que la nueva Ley camine acorde con la sociedad del siglo XXI en la que cada vez se demandan más comités éticos en todos los campos, incluidas las llamadas ciencias “duras”. Le pedimos que tenga en cuenta que muchos estudiantes (los que abandonan la enseñanza tras finalizar la ESO y los que no cursan el Bachillerato sino la FP) nunca tendrán la oportunidad de estudiar una materia filosófica que les enseñe a pensar por sí mismos y a debatir con los demás acerca de las cuestiones más fundamentales de la vida humana: la justicia y la injusticia, el bien y el mal, la verdad y la mentira, la violencia y la convivencia, el poder y la libertad, etc.
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