[…] servirse de las cosas y deleitarse con ellas cuanto sea posible (no hasta la saciedad, desde luego, pues eso no es deleitarse) es propio de un hombre sabio. Quiero decir que es propio de un hombre sabio reponer fuerzas y recrearse con alimentos y bebidas agradables, tomados con moderación, así como gustar de los perfumes, el encanto de las plantas verdeantes, el ornato, la música, los juegos que sirven como ejercicio físico, el teatro y cosas por el estilo, de que todos pueden servirse sin perjuicio ajeno alguno.

EspinozaÉtica, libro IV, Proposición XLV, Corolario II, Escolio.

Ver también: http://caminanteysusombra.blogspot.com.es/search/label/Epicuro

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