La pareja, en el sentido en que tomo la palabra, supone amor y duración. Supone por lo tanto fidelidad, puesto que el amor sólo dura a condición de prolongar la pasión (demasiado breve para hacer una pareja, suficiente para deshacerla) con la memoria y la voluntad. [… Por otro lado] Ninguna pareja, con mayor motivo, podría durar sin […] fidelidad, por ambas partes, a su historia común, sin esa mezcla de confianza y gratitud, por la que las parejas felices, existen algunas, resultan tan emocionantes al envejecer. […] No tiene sentido quejarse de que el amor [la pasión] se calme o decline, que por otra parte casi siempre ocurre. […] La fidelidad es amor mantenido de lo que ha tenido lugar, amor al amor, en este caso, amor presente (y voluntario, y voluntariamente mantenido) del amor pasado. Fidelidad es amor fiel, fiel sobre todo al amor.

André Comte-Sponville, «La fidelidad», en Pequeño tratado de las grandes virtudes, Ed. Espasa Calpe, 1998, pág. 41.

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