Senderismo por las Barrancas de Burujón

Senderismo por las Barrancas de BurujónFieles a su compromiso con el ocio saludable y la contemplación del paisaje la personal sanitario de la Comunidad de Madrid ha programado de nuevo una excursión por uno de los parajes más espectaculares de la geografía castellano-manchega y, acaso, española.

Dejándose asesorar por El Caminante y su Sombra esta vez les propusimos acercarnos a las Barrancas de Burujón, paisaje desértico y cuasi lunar, si no fuera por las espléndidas aguas del Tajo que le dan al paisaje un contraste fabuloso.

Las Barrancas, también denominadas «de Castrejón» o «de Torralba», es una zona de arcillas y areniscas rojizas, materiales geológicamente blandos y susceptibles de erosionarse fácilmente con las lluvias en un curioso fenómeno de «erosión remontante» (aquella que es más fuerte en las zonas bajas y va horadando hacia atrás). El resultado es un paisaje compuesto de grandes surcos («barrancas», al ser más pequeños que los barrancos, o cárcavas), precipicios, pináculos y hasta chimeneas de hadas. Toda una experiencia para los sentidos.

Como siempre que iniciamos una excursión con el Hospital, lo primero que hacemos es desayunar en el pueblo más cercano, en este caso Burujón. Os recomendamos la Cervecería «El Palacio». Podéis comprar el pan a unos cien metros en la misma calle y, ya de paso, llevaros unos estupendos bollos artesanales que hacen allí mismo.

Luego volvimos a montar en el autocar para acercarnos hasta el aparcamiento de las Barrancas, que está a unos 2 km. de los miradores y es el trayecto que suele hacer la mayoría de la gente.

Senderismo por las Barrancas de BurujónNosotros, sin embargo, comenzamos a andar siguiendo el GR-113 (el Camino Natural del Tajo) hacia el este, una pista de tierra que atraviesa campos de labor plantados con olivos, frutales y cereales, unos cereales que en esta época están empezando a crecer pero ya visten al paisaje de un verde casi fosforescente. También estaban empezando a dar sus flores los almendros y el espectáculo era, bajo un cielo cada vez menos nublado, impresionante.

Alguna parada hicimos para reflexionar acerca de la diferencia y, a la vez, la cercanía de dos realidades que nos conforman como seres humanos y que conforman el mundo que nos rodea: la Naturaleza y la Cultura, lo salvaje y lo domesticado, la brutalidad caótica de lo natural en las cárcavas y la sencillez lineal de los campos roturados…

Tras recorrer unos 3 km. llegamos a las Barrancas por uno de sus extremos y por una semipendiente que no dejaba adivinar lo que nos esperaba hasta estar prácticamente encima, literalmente encima. Allí nos comimos los bollitos de la panadería y continuamos bordeando los precipicios durante 4 km. hasta llegar a las mesas del área recreativa, donde comimos. Por el camino hubo de todo, pero especialmente sesiones fotográficas, incluso dentro de alguna cárcava. Lo mejor es acudir al documento gráfico de más abajo.

Después de comer algunos valientes decidimos bajar hasta el río por el camino más fácil… Fácil hasta los últimos cien metros; después hay que arriesgarse por unas buenas pendientes, pero la experiencia merece la pena, sobre todo caminar entre los juncos al lado de los surcos verticales que decoran las paredes del laberinto.

En fin, os dejamos un vídeo con fotos del día y os animamos a que os vengáis a la próxima:

Comparte: